El Arte Carolingio es tal vez uno de los más ignorados en la historia del arte pero comprendiéndolo se hace mucho más fácil descubrir el por qué del primer arte europeo: el Románico. Sin duda sus aportaciones más destacables se encuentren en el campo de la arquitectura con el conjunto palatino de Aquisgrán o la creacion de bloque occidental pero ahora me gustaría centrarme en la miniatura. En pocas decadas pasó a alcanzar una gran perfección; es de admirar la multidireccionalidad de este arte entre el 750 y el año 900. Destacó aquí el avance obtenido desde obras como el Leccionario de Godelscalco (ca. 781-783) o el Evangelio de Lorch (ca.800) hasta la excepcional representación de Mateo en el Evangelio de Ebbon (ca.816-823).
Todavía recuerdo cuando el profesor nos presentó esta miniatura en clase, poniéndola en comparación con el autorretrato de Van Gogh. Salvando las distancias lo que nos quería explicar era el fabuloso dominio de la linea, a través de la cual se representa la figura y su entorno; que parecen querer representar el estado de éxtasis en el que se encuentra Mateo al escribir su evangelio. Los edificios representados alrededor parecen ser solo unos bocetos y la vestimenta del evangelista insinúa su cuerpo, sin duda una influencia de la cultura clásica en la miniatura carolingia. Tambien es de destacar cómo se representa al simbolo de Mateo, un ángel, que pasa casi desapercibido en la esquina superior derecha; muy distinto a como se representa en la mayoría de los evangelios de la época, donde se le da la misma importancia que al propio evangelista.