sábado, 10 de octubre de 2009

De nuevo

Ya hace quizá demasiado tiempo que no veía mi blog, quizá caí en un periodo de apatía, de vagancia hacia internet, dejando de redescubrir este mundo tan fascinante.

En estos meses he acabado un curso en la carrera y he empezado otro, tercero, ese año bisagra en el que ya toca decidir y planificar. En este tiempo también me han pasado infinidad de cosas, desde reencuentros familiares, nuevos sentimientos, viajes sorprendentes, buenas y malas noticias...pero me he dado más de cuenta que nunca de la importancia del arte en mi vida.

Dando un vistazo a estos meses estoy convencida de que todas y cada una de las cosas importantes que me han pasado podrían vincularse con un cuadro de Monet, un edificio de Álvaro Siza o un libro de Mario Benedetti; con el arte en cualquiera de sus vertientes.

Es ahora, entrando en la veintena, cuando me percato de la importancia de la cultura en mi vida. Ya en mi primer post hablé de un pequeño libro con el que descubrí la literatura, y ahora observo que cada etapa de mi vida está marcada por un elemento cultural distinto, primero fue mi incipiente y humilde amor a la literatura, luego a la música, a la historia...y desde siempre al arte. Nunca pensé que estudiaría esta magnífica carrera pero de alguna manera estaba destinada a hacerlo, nunca olvidaré mis viajes por carretera con mis padres donde quería parar en cualquier castillo de cualquier pueblo español, o mi fascinación al ver aquellos cuadros en coleccionables dominicales que todavía conservo. Por eso ahora sé que sin el arte, sin la cultura, mi mente se quedaría vacía, obsoleta y sin recuerdo alguno.

Por eso recupero esta idea del blog que surgió ya hace algún tiempo, pero ahora de forma renovada. Intentaré expresar aquí no solo los datos más o menos históricos de una determinada obra artística, si no también los sentimientos, los recuerdos que me traen y que conforman desde que tengo uso de razón mi vida.

jueves, 19 de febrero de 2009

El Expolio, El Greco, 1577-79



Después de un tiempo demasiado largo sin publicar debido a los temidos examenes cuatrimestrales regreso con una obra manierista, de uno de los pintores "cuasiespañoles" más importantes de la historia del arte.
Este cuadro del artista cretense fue encargado para un retablo que iba a estar situado en la sacristía de la catedral de Toledo, pero no fue del agrado de las personas que lo encargaron. El pintor sí siguió las pautas iconográficas pero plasmándolas de forma muy distinta. El tema global de la obra son los preparativos para la crucifixión pero el Greco junta distintos momentos: en el ángulo inferior izquierdo sitúa a las tres marías conversando, y a la derecha de estas los preparativos de la cruz y en el centro se encuentra el expolio propamente dicho, con Jesús y muchas figuras a su alrededor. 
Esta forma de representacion no gustó a la iglesia ya que había cabezas por encima de la figura de Jesús y se situaba a las tres marías en un lateral (un tema no reconocido en textos oficiales). Esto le costó al pintor un pleito con la iglesia, que le obligaba a retirar lo que a la institución no le gustaba; además El Greco pidió más dinero de lo que estaban dispuesto a ofrecerle. Finalmente el litigio terminó sin que el artista tuviera que modificar el cuadro aunque cobrando una suma sensiblemente menor a la que pedía.
De una obra de arte siempre se puede extraer la sociedad en la que vivió el autor cuando la pintó, siempre me ha entusiasmado descubrir la historia a través de un cuadro o una escultura. Por eso quizá me guste tanto El Greco. Sin duda a través de sus cuadros y la historia de los mismos podemos descubrir cómo veía la sociedad de la época el oficio de pintor. Todavía se entendía como algo manual, muy ligado, cómo no, al oficio gremial que tanto cohartaba la libertad del artista. El Greco, al ser un artista foráneo, trajo las nuevas ideas renacentistas del oficio de artista, que se valoraba y entendía realmente lo que su obra valía; por eso chocó tanto en la sociedad de la época. Además no hay que olvidar el problema contrarreformista, que obligaba a seguir la ley del decoro y pintar temas exclusivamente recogidos en libros oficiales. Sin duda esto destaca con la visión mística de este autor manierista, que tiende a alargar las figuras y a crear focos lumínicos artificiales. Esta visión no era generalmente aceptada por la situación social del momento pero puede ser entendida, según el historiador Fernando Checa, a partir de la visión de algunas corrientes místicas de la religión católica de la época, representada por personajes tan conocidos como Santa Teresa de Jesús o Fray Luis de León.


lunes, 29 de diciembre de 2008

Londres 2012, Francisco Leiro


Francisco Leiro es uno  de los mayores artistas gallegos del momento. Hasta hace bien poco apenas conocía un par de obras que tiene en Vigo, pero debido a una galería santiaguesa he descubierto el mundo de este escultor de Cambados. 
La galeria SCQ tiene una muestra de cuatro grupos escultóricos de Leiro. Entre los que me gustaría destacar Londres 2012, una escultura en madera de chopo de más de 2 metros. Es una escultura clásica en sus formas ya que está formada por el canon de 7 cabezas y media de Policleto, aunque con la escala que el artistas quiso darle. Se representa en la posicion de un artista griego, tirando una lanza pero sostiene una televisión en la mano. Relaciona de esta forma el mundo de las olimpiadas griegas con las actuales, tan mediatizadas por los medios de comunicación. En esta crítica tabien influye el tamaño de la figura, colosal, atendiendo a esa idea de que las personas se hacen más grandes por la televisión. Además de todo esto el atleta no se representa sobre una calle normal de atletismo sino en uns alfombra roja, vinculando el mundo del atletismo con el des espectáculo; no como era en la antigüedad griega.
Además de esta composición hay algunas más, entre las que destacaría el conjunto de El Quijote; donde una vez más aflora la parte sarcástica de Leiro. Además, en todas sus muestras coloca una figura en la entrada para que sepamos la perspectiva desde la que debemos ver la exposición; en este caso era una figura de alrededor de medio metro de altura, con lo que no sentiriamos más abrumados aun con la figura de Londres 2012.

sábado, 13 de diciembre de 2008

La Galleria Borghese, Bernini y yo


Una de las primeras cosas que hicimos cuando por fin se perfiló nuestro viaje a Roma fue buscar museos en los que poder admirar in situ tantas y tantas obras estudiadas. Teniamos claro que no podia faltar la obligada visita al museo vaticano y al museo del capitolio (de los que hablaré en próximas publicaciones) pero enseguida surgió la posibilidad de ir a la Galleria Borghese. Este museo se encuentra en en norte de Roma, en una de las villas en las afueras de la gran ciudad. Hasta allí se puede llegar a través de una de las dos líneas de metro, posterior caminata entre un fabuloso jardin inglés. De repente vimos el edificio, señorial y sobrio; donde nada hace presagiar sus fabulosas estancias interiores. Creo que el precio de la entrada es escesivo(10.50 para estudiantes) pero sin duda merece la pena, además de la fabulosa decoración a base de frescos, ahí pudimos ver el algunas obras del gran artista del Barroco que hace que la objetividad que debo tener como futura historiadora del arte se desmorone: Bernini. No puedo evitar sentirme abrumada por todas y cada una de sus obras, su solidez, el tratamiento delicado y minucioso del mármol y sobre todo su forma de expresar los sentimientos. Ahí vi El rapto de Proserpina, su magnífico David y por supuesto a Apolo y Dafne. Todavía recuerdo cuando vi la escultura, allí, a lo lejos y me acerqué casi sin prestar atención a la Paulina Borguese de Canova.

El lugar donde se encuentra es sencillamente perfecto: bajo un gran fresco que narra tambien el mito de la escultura y donde no hay ninguna otra figura: solo Apolo y Dafne, unido por el irremediable destino de la mujer, que sufre al ver su destino. Recorrí una y otra vez su base, observando desde todos los puntos de vista el movimiento plasmado de forma magistral en unos palmos de mármol. 
Sin duda fue un sueño más cumplido, aquella escultura me había acompañado toda mi vida en los libros de texto y en los de arte que llegaban a mis manos y ahí la encontré, tan bella como siempre y tan real como nunca. 
Pero la Galleria Borghese no es solo escultura, es tambien una magnífica pinacoteca, donde cabería destacar obras de Caravaggio, Tiziano o Rafael, al lado de una muy interesante exposición temporal de Correggio.

Invito desde aquí a visitar este pequeño gran museo romano, que rebosa arte y que hace sus visitantes conozcan otra Roma, alejada de bullicios y aglomeraciones; es una forma de alejarse de lo "tradicional" pero al mismo tiempo sin salir de él.


jueves, 4 de diciembre de 2008

El Renacimiento español a través del San Jerónimo de Pietro Torrigiano

Sin duda este año está siendo muy intenso, sobre todo por los trabajos, bastante abundantes por cierto. Esta semana nos tocó presentar para Arte Español una escultura renacentista española. El San Jerónimo de Torrigiano fue la escultura elegida, hecha ca. 1525 en barro policromado para el monasterio de los Jerónimos de Sevilla y se representa de rodillas con una cruz en una mano y una piedra para fustigarse por sus pecados en la otra. Mis dos compañeros hablaron del autor y la iconografía respectivamente y yo me centré en un tema no menos interesante: Los artistas españoles en el Renacimiento español.

Los prinicipales factores por los que se introduce el Renacimiento en la Península son:
- La corte, que comienza a concebirse como un lugar de perfección, equlibrio; un sitio para el cultivo de las artes y las letras. Además atravesaba un periodo de bonanza económica gracias a las riquezas procedentes de América y con ellas se quería dar la idea de lujo y ostentación.
- Familias nobles, con un gran poder político y cultural, el cual usan como instrumento de poder. Destacan los Mendoza y los Fonseca.
- Relación España-Italia. El reino español poseía Nápoles y el Milanesado en la península Itálica, además en Roma se habían celebrado las consecuencias de la Reconquista de Granada y no hay que olvidar que España había pratrocinado construcciones en Roma como el templete de San Pietro in Montorio.
En cuanto a los artistas renacentistas en España tendrán que adaptarse, en un primer momento a los dictados de los nobles, que imponen todavía el Gótico y se sienten reacios a los cambios.  Diferenciamos dos tipos:
- Artistas españoles que estudian en Italia y regresan para traer el nuevo estilo (Pedro de Berruguete o Pedro Machuca)
- Artistas nativos italianos que vienen a España bien llamados por la corte o atraídos por las riquezas del Reino español. Hicieron llegar a España la pluralidad de modelos que había en Italia en la época.

Como curiosidad solo destacar que este escultor, que trabajó por toda Europa fue, según Vasari, el encargado de romperle la nariz a Miguel Ángel. Morirá acusado de herejía por la Inquisición en Sevilla en 1528.

jueves, 27 de noviembre de 2008

Opus Monasticorum III

Esta semana me he sentido más universitaria que nunca. El martes vimos un concierto de cámara con programa de Beethoven y Shubert y al día siguiente acudí a un ciclo de charlas en mi facultad.
Bajo el título de: Opus monasticorum. Arquitectura, patrimonio y territorios culturales comenzaron el miércoles dos jornadas maratonianas de un ciclo de conferencias sobre el monacato. Un simposio internacional con profesores de mi facultad (con los que tengo el placer de compartir clase) y de diversas comunidades españolas, así como tres catedráticos de la universidad de Génova, Italia. Es fascinante el mundo de los monasterios, muy en especial los gallegos, cual es su germen y como van adoptando los parámetros cistercienses. Interesante han sido también las charlas correspondientes al apartado iconográfico, especialmente en los numerosos retablos (algunos en un estado deplorable) que decoran decenas de iglesias gallegas y donde trabajaron escultores hasta hoy apenas desconocidos para mi. Además de esto descubrí la interesante obra artística en Las Palmas de Gran Canaria, con numerosos monasterios caracterizados por iglesias con solo dos naves. Quizá una de las conferencias más interesante ha sido la referida a los monasterios en la Nueva España durante en s.XVI, algo especialmente singular y que desgraciadamente no se trata en la carrera. Los profesores procedientes de Genova nos ablaron de restauraciones en algunas iglesias o la disposición de algunos monasterios de la zona.
Todo esto en el Paraninfo de mi facultad, con unos frescos magníficos de Fenollera, donde se representa la alegoría de la poesía o Atenea entre otras figuras. 
No puede haber mejor entorno, en vez de perderte con la mosca de Machado puedes observar la delicadeza de las figuras de ese gran pintor gallego del s.XIX que nos dejó esa obra en el mejor sitio posible, entre las aulas del claustro inferior y la biblioteca, situada en el último piso.


jueves, 20 de noviembre de 2008

Vigée Lebrun, "Autorretrato con su hija"


He de confesar que esta carrera no deja de darme sorpresas. Yo, que antes mostraba cierto escepticismo hacia el arte clasicista y romántico, finalmente caí prendada. Sin duda la obra de David o Delacroix son muy conocidas por todos pero es cuando te adentras en los cuadros cuando descubres lo que de verdad esconden, las inquietudes políticas, sociales o los gustos del pintor. Todo esto, aliñado con un escepcional profesor dan como resultado mi reciente admiración a este mundo del que tan solo conozco un poco pero ya admiro.
No cabe duda que el Clasicismo es la época de grandes autores como David o Ingres, pero a la sombra de estos tuvieron un hueco en la Academia dos mujeres francesas: Vigée Lebrun y Labille Guiard, muy importantes en la retratística de la época.
Estas dos artistas del s. XVIII siguieron pintando a la vieja usanza, siguiendo los preceptos de la Academia e ignorando el “nuevo estilo” de David. Realizaban principalmente retratos sobre todo a la burguesía y por eso continuaban las líneas principales del Rococó tan de moda en el Antiguo Régimen.

Vigée Lebrun tras la Revolución francesa abandonó Francia para continuar su carrera retratística por otras cortes europeas. En su producción artística en Francia cabe destacar su autorretrato con su hija, pintado el mismo año de la Revolución Francesa. Se encuadra en la temática del Rococó francés, una postura academicista frente al auje del clasicismo de la época.Utiliza el tema de las madonnas, empleando así un tema religioso para resolver un tema clásico, de esta manera tambien dialoga con el espectador y transmite el amor a su hija; destacando las virtudes de la maternidad. A esto también ayudan los colores, usando el efecto llamativo del blanco y dorado en el centro pero de la misma forma están armonizados (oro-azul-blanco).